simon_pedestal

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sábado, 25 de febrero de 2012

Un Bruce Lee quevedesco.



Miré los muros de la infancia mía,
si un tiempo fuertes ya descascarillados




Vacía tu mente. Libérate de las formas. Sé como el caliche [Def. Rae: Costra de cal que suele desprenderse del enlucido de las paredes]. Pon caliche en una pared y será la pared. Ponlo en un muro y será el muro. El caliche puede resquebrajarse... o puede desprenderse. Sé caliche, amigo.

jueves, 23 de febrero de 2012

lunes, 20 de febrero de 2012

Egagrópila bloguera literaria.




-Doctor, ayer por la tarde ante la pantalla de mi ordenador regurgité una egagrópila.

-¿Presenta usted algún otro síntoma?

-La tensión arterial la tengo por las nubes.

-¿Qué tipo de blogs consume habitualmente?

-Blogs literarios: críticas, reseñas, recomendaciones, presentaciones de libros, polémicas absurdas, crispación y todo eso.

-Necesitaría el listado completo de blogs que frecuenta.

-Pues, así que recuerde:

sigueleyendo.es
República y Guerra Civil
Hace 18 minutos

Estado Crítico
La verdadera ficción 'pulp'
Hace 2 horas

Lector Mal-herido Inc.
Viaje en una palabra al interior de la mente infernal, de Jenny Schwurt
Hace 9 horas

La Tormenta en un Vaso
Chagall en Rusia, Joann Sfar
Hace 10 horas

El lamento de Portnoy
¡Despidan a esos desgraciados!, de Jack Green
Hace 10 horas

MANUEL VILAS
MI NOMBRE ES BOND, JAMES BOND
Hace 13 horas

Miedo a la literatura
Madre solo hay una, y Bolaño solo hay uno
Hace 14 horas

DESDE LA CIUDAD SIN CINES
Dos mujeres, por Elvio E. Gandolfo
Hace 17 horas

Hikikomori
[mini agenda]
Hace 18 horas

TILIVISIÓN ISPAÑOLA
DIBUJOS PARANIMADOS (1) Vickie el vikingui, stop motion
Hace 18 horas

javiermariasblog
LA ZONA FANTASMA. 19 de febrero de 2012. Escuela de inmisericordes
Hace 21 horas
El hombre que salió de la tarta
Magic Doors
Hace 1 día

De Adra a Bayreuth
4. Concierto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (17-2-2012): Epílogo
Hace 1 día

Luna Miguel
Luz que vuelve, humo que escapa.
Hace 1 día

Con L mayúscula
Niños en su cumpleaños - Truman Capote
Hace 1 día
HermanoCerdo :: Literatura y Artes Marciales
La novela de la novela
Hace 2 días

» metahipertextualidades
costumbre y movilidad
Hace 2 días

La tienda de Lope
Hace 2 días

Patrulla de salvación
“FRESY COOL” DE ANTONIO J. RODRÍGUEZ RESEÑADO EN EL CULTURAL POR CARE SANTOS
Hace 2 días

Microrréplicas. Blog de Andrés Neuman
Yo, laboratorio
Hace 3 días

El síndrome Chéjov -
Correspondencias: Samuel Aranda, Roberto Rossellini, Eugene Smith, Miguel Ángel.
Hace 3 días
Patricio Pron
Matt Taibbi cuenta la estafa de la crisis a la gente normal
Hace 4 días

Atisbos
LIBERTAD, de Jonathan Franzen
Hace 5 días

La medicina de Tongoy
Futuros Flamantes Héroes Literarios
Hace 5 días
Jorge Carrión
CASABLANCA
Hace 5 días

Ibrahím B.
El gentil monstruo de Bruselas
Hace 1 semana

MALAS TESTAS
Se suponía que nada era crucial
Hace 1 semana

el adjetivo mata
Hace 1 semana

Peripatetismos2.0
Pocoyó explicado a los adultos
Hace 1 semana

La rueca de los pájaros
Sergio Pitol y grandes alas sobre Polonia.
Hace 2 semanas

Vicente Luis Mora. Diario de Lecturas
Tamaños que importan
Hace 3 semanas

Melpómene Mag
first stop: Dubai!
Hace 4 semanas

EL RINCÓN DE ALVY SINGER
Winding Refn el memorioso
Hace 2 meses



-¡Cielo santo, usted no sabe lo que está haciendo!

Un momento, por favor, túmbese en la camilla mientras consulto el Vademecum:

Otras enfermedades asociadas al sistema blogger nervioso: Regurgitación de egagrópilas.

Las egagrópilas son bolas formadas por restos de información no digerida que algunos blogueros regurgitan. Normalmente contienen huesos o pelo, que los blogueros no pueden digerir. Son muy útiles para saber el tipo de información que éstas llevan. Suele ser muy normal entre blogueros, facebookianos y otros internautas.

Supone un elemento importante para el estudio de los blogueros que las generan, ya que permite conocer tanto sus radios de movimiento como la información que siguen, así como de las poblaciones de los demás blogueros que habitan en dichas zonas. Es común encontrarlas sobre el suelo en las zonas en las que se conectan. En España son frecuentes en las habitaciones, y despachos templados, que suelen dar cobijo a numerosas especies de blogueros. También son frecuentes en cibercafés, bibliotecas y salas de estudio.
Las del bloguero común son redondeadas, oscuras y tienen un cierto brillo en la superficie. Las del bloguero literario son menos compactas y más grisáceas.
Los restos de microinformación pueden extraerse para su determinación:
En seco: desmenuzando la egagrópila con las manos.
En húmedo: dejándola en agua y esperando a que se desmenuce sola.



-¿Es tan grave, doctor?

-De momento quedará usted ingresado en este centro. Tendremos que anillarle.

jueves, 9 de febrero de 2012

VERANO, de J.M. Coetzee


Leer a Coetzee es como beber agua cuando se está sediento. Procuro no bebérmelo de una vez, para tener siempre alguno de sus libros en la recámara. Sobre todo si uno ha estado degustando buenos vinos, esas lecturas complejas, posmodernas o alambicadas (que tienen su buen punto, desde luego, y que se suben a la cabeza de cuando en cuando). Pero para la resaca narrativa no hay nada como coger una novela de Coetzee y bebérselo de una sentada. Esa es la sensación que me provoca toda su obra: tan vital y necesaria como el agua fresca.
Su prosa siempre fluye con esa naturalidad y  sencillez aparentemente fácil, pero tan difícil de conseguir (esto lo entiende sobre todo un aprendiz de escritor). La complejidad estructural de sus novelas pasa a menudo desapercibida por ese don de su escritura transparente, lisa. Podríamos hablar de contención narrativa, de elegancia sin aspavientos, de humor fino y, siempre, de hondura emocional.
En Verano, Coetzee da continuidad a su obra autobiográfica (iniciada en Infancia, y continuada en Juventud), pero desde un punto de vista especial. Su retrato está hecho desde fuera, desde las perspectivas de quienes fueron importantes en su vida (cuatro mujeres y un hombre) que ofrecen sus vivencias junto al escritor al supuesto biógrafo fisgón que pretende recabar datos para una biografía póstuma. ¿Quién no ha imaginado y fantaseado con lo que pensarían y dirían de nosotros  amigos y conocidos una vez que estemos muertos y desaparecidos para siempre? ¿cómo nos vieron y cómo nos juzgaron en vida, sin que nosotros fuéramos conscientes de esos juicios, o al menos no de una manera objetiva? Pues sobre esto es sobre lo que fantasea el autor, y la imagen que desprende no queda muy bien parada. Las mujeres sobre todo, son implacables con él (salvo quizá la visión más dulce de Margot, su prima). Nos describen a un hombre un tanto pusilánime, solitario y huraño que es incapaz de hacer feliz a nadie, mucho menos a sí mismo. El escritor hace un ejercicio de autoparodia y deforma su imagen, con mucho sentido del humor o más bien de la ironía. Es humorístico sin duda el retrato que pinta Adriana, la bailarina brasileña, que nos señala a un “moscón” iluso, fuera de la realidad, que la acosa sin sentido y cayendo en el más absoluto ridículo (aunque aquí se nos deja entrever que la narradora en este caso no parece del todo fidedigna). O esa imagen un tanto risible que nos pinta Julia, la mujer casada que se propone como meta ser infiel a su marido desleal a costa de un hombre al que no ama, al que tacha de mal amante y que aparece un día con un disco del Quinteto de cuerda de Schubert para hacer el amor al ritmo de su música. Dice la iracunda mujer en ese momento:

“- La música no trata de la jodienda –seguí diciéndole-. La música trata del juego previo. Trata del cortejo. Le cantas a la doncella antes de acostarte con ella, no mientras estás en la cama con ella. Le cantas para atraerla, para ganarte su corazón. Le cantas para llevarla a la cama (...) El error que cometimos los dos fue el de saltarnos el juego previo. No te culpo, el fallo ha sido tanto mío como tuyo, pero en cualquier caso ha sido un fallo. El sexo es mejor cuando le precede un buen y largo cortejo. Es más satisfactorio en el aspecto sentimental, y también lo es más en el erótico. Si estás tratando de mejorar nuestra vida sexual, no lo conseguirás haciéndome follar al ritmo de la música(...) –Vete a casa y practica el cortejo –le dije-. Anda, vete. Llévate a tu Schubert. Vuelve cuando puedas hacer las cosas mejor”.

De esta suerte son las mujeres con las que se relaciona sentimentalmente y de las que sólo recibe incomprensión y críticas (no sé hasta qué punto se venga de sus mujeres con este retrato de dos caras: el de sí mismo, pero también el de ellas).
Aparte de la imagen de hombre antisocial, egoísta (en su relación torpe con el padre, figura fundamental en la novela) y fracasado (en los años en que aún no es un escritor de prestigio) también se nos ofrece una visión, a través de la prima, mucho más humana y desencantada. Aquí vuelve un tema recurrente en su obra: la relación amor-odio con su tierra (Sudáfrica) y con sus raíces familiares, lugares en los que se siente como un desterrado porque no puede identificarse ni con los nativos ni con los afrikáners ultrarreligiosos y racistas, ni con la cultura inglesa, clasista, que ha recibido. Coetzee da innumerbles vueltas en sus novelas al problema de la propia identidad. Esa melancolía y pasión por una tierra de la que tampoco puede sentirse parte, en la que se siente de paso, inunda gran parte de su creación. Y su condición fronteriza, de ser desubicado condiciona toda su vida y, también, cómo no, su obra (remito a la lectura impactante de En medio de ninguna parte, Desgracia o Infancia).
Y en relación con su identidad, el tema también omnipresente de la familia. La imagen del padre que se nos ofrece parece un intento de reconciliación por su sentido de culpa. Nos muestra a un Coetzee mudo sentimentalmente, atormentado en gran medida por no saber abordar sus sentimientos respecto a su familia. Hasta el punto que, en cierto modo, la novela, con el padre en principio como personaje secundario que ronda en su vida, puede interpretarse como una necesidad del autor de explicarse a su propio padre, de ir más allá de la incomunicación entre ambos y de buscar la reconciliación con la figura paterna y consigo mismo. Es significativo en este sentido el episodio en que intenta restituirle la pasión por la ópera, por Renata Tebaldi, sin conseguirlo, porque de niño, con crueldad infantil, había destrozado el disco que el padre escuchaba una y otra vez. Sin embargo, la posibilidad de comunicación está agotada, un abismo los separa y el personaje del autor vive con esa culpa. Es esclarecedor el final, cuando, ante su padre moribundo, se declara incapaz de cuidarle:

“Antes John tenía poco que hacer. Ahora eso está a punto de cambiar. Ahora va a tener todo el trabajo que sea capaz de realizar, todo ese trabajo  y más. Va a tener que abandonar algunos de sus proyectos personales y convertirse en enfermero. O bien, si no quiere ser enfermero, debe renunciar a su padre: “No puedo enfrentarme a la perspectiva de cuidar de ti día y noche. Voy a abandonarte. Adiós”. Una cosa o la otra: no hay una tercera vía”.

Creo que, pese al ejercicio de exhibicionismo y cierta vanidad que supone cualquier autobiografía, Coetzee nos desnuda su interior sin paliativos . Sus flaquezas, sus frustraciones, su culpa, su no saber estar en el mundo y se ensaña en cierto modo consigo mismo. Lo que da como resultado una novela emotiva, sincera y profundamente honesta, a la par que llena de ironía.
Por mi parte, seguiré dejando en la nevera algunas de sus historias para cuando me atormente la sed.


lunes, 6 de febrero de 2012