simon_pedestal

simon_pedestal

martes, 29 de marzo de 2011

A BORDO DEL NAUFRAGIO, de Alberto Olmos



A bordo del naugragio es la primera novela de Alberto Olmos. Hasta ahora no he leído toda su obra, pero si la comparamos con, por ejemplo, Trenes hacia Tokio, el estilo de ambas contrasta enormemente. Frente al minimalismo narrativo de esta última, en A bordo del naufragio se expande verbalmente, en un torrente léxico y sintáctico que desborda la mente del protagonista , si bien, a través de un narrador que usa la segunda persona. Éste me parece uno de los aciertos de la novela, la segunda persona nos remite a una especie de libro de “autoayuda” (a lo Lorrie Moore) pero a la inversa: el mecanismo del tú lleva más bien a la autodestrucción. Precisamente, siempre he descreído de las posibilidades del uso de la segunda persona, resulta habitualmente artificioso, y llega a crear un ritmo más bien pesado y cansino. Sin embargo, en esta novela (sin dejar de cansar un poco, lo que por otra parte, parece buscado: la irritación) creo que se trata de un acierto. Muestra esa visión desdoblada del protagonista y resulta más machacante si cabe esa voz (de la conciencia dolorida y lacerante) que si se hubiera usado, por ejemplo, la primera, o la tercera (en el primer caso, nos resultaría quizá excesivamente autoflagelante; y en el segundo -3ª-, quizá, un narrador enormemente despiadado). En este desdoble narrador/personaje el monólogo narrativo desgrana toda una letanía agresiva, contra el protagonista principalmente, pero también contra el mundo: los otros (estudiantes, ciudadanos que pululan por la Gran Cacharrería), el mundo convencional de la universidad, el mundo trágico de una familia cruel y desvertebrada, la visión implacable de un entorno rural sin salida y sin futuro, enfermo en su endogamia cultural (representada por el abuelo). Pero por encima de todo se narra en contra del protagonista, es él el gran fantoche que se despedaza a sí mismo, que no puede parar de pensar inmisericordemente sobre sí y los demás, que nos atenaza con una visión cruelmente turbia y desesperanzadora de la existencia. Se trata de un joven estudiante universitario, con un pasado pueblerino y de clase baja, lo que le hace machacarse en su juventud continuamente y buscar la culpa de su desintegración en el origen. Ese origen va filtrándose lentamente a lo largo de la historia a manera de flashbacks fragmentarios (marcados en cursiva, y con una sintaxis ya totalemente destrozada, próxima a la “corriente de conciencia”). Así nos vamos enterando de una vida desquiciada desde su inicio: una madre por accidente que abandona a su hijo en pos de su propia felicidad, unos abuelos despechados y resentidos con los avatares de su familia, pero que a un tiempo dan amor o al menos cobijo al nieto, a su manera primitiva y agreste (el abuelo desde el laconismo y sentido primario de la vida, unida a la tierra y al pueblo; la abuela, en su condición de madre vicaria, algo más compasiva y emocional con el niño).

Esta vida es vista desde el mundo universitario de la capital (la “Gran Cacharrería”) como algo ajeno y desgajado desde el yo actual. En cambio, este yo odia más si cabe este entorno que ahora tiene y en el que no encuentra hueco. Se afana extrañamente en vivir con una pseudo “normalidad” (lo único que le acompaña son sus libros releídos –de los que siempre extrae citas también destructivas) pero está destinado al fracaso y a no encontrar ese hueco que busca entre el mundo. Es significativo de esta búsqueda (existencial e infructuosa) el siguiente fragmento (que narra un sueño agónico en la biblioteca):

“... no sabes dónde estás pero sabes que algo andas buscando no sabes cuánto tiempo lllevas buscando pero sabes que tienes que acabar la búsqueda algún día vas a pie por calles con edificios sin ventanas y oyes tus propios pasos retumbando sobre tu cabeza como si no fueran tuyos como si alguien te estuviera siguiendo como si tú mismo te estuvieras espiando y tienes miedo quieres dejarlo no quieres buscar más pero has de seguir porque si no se enfadarán contigo y te pegarán o te matarán o te harán algo que no sabes lo que es pero que te aterra miras el rostro de los transeúntes y en todos encuentras el mismo gesto o mueca ridículamente alegre como si la cara se les hubiese petrificado...”

Ese mundo hostil y sin salida acabará por engullir al personaje, cuyo final no puede ser otro que la destrucción (quizá en este sentido, algo previsible el final, algo determinista). Ha vivido entre la sensación constante de ridículo (frente a los demás), el desprecio por su propia incapacidad y sus ingentes complejos, y, sobre, todo, el descreimiento existencial de un ser agónico, cuya salida parece estar en el vacío: busca al menos acallar sus pensamientos, llegar al no-ser, lo que, en cierto modo, consigue.

Quizá puede referirse como defecto el hecho de que sea demasiado “explícita”: no hay diálogo con el mundo, no hay descripción, sólo monolítica autocontemplación y pensamiento espiral, que resulta un poco agotador y que no deja paso a otras formas más implícitas, más sugerentes. Es una auténtica visión de túnel. Quizá la de un enfermo social o un fóbico que vive en los márgenes de la racionalidad. Sin embargo, esta visión sí que transmite su extrañeza y su angustia al lector y sentimos con el personaje (nada recomendable, por ello, en estados depresivos).

Novela iniciática, del descubrimiento, pero en sentido distinto: el inicio es casi el final; el descubrimiento es desolador. Tratándose de una novela escrita con veintipocos años ofrece una visión bastante compleja y madura de la realidad, si bien un poco sesgada o lateral, en donde se echa de menos la ironía, y un poco de sabiduría de la experiencia. Pero no hay que perder el punto de vista del personaje: transmite claramente la incertidumbre ante el mundo en los primeros pasos de un pensador, su instalación náufraga en una existencia ajena.

(Otro mérito innegable de la novela es de índole paraliteraria: el haber sido finalista del Herralde en el año en que lo ganó Los detectives salvajes de Bolaño, que no es mal competidor, según creo).

domingo, 27 de marzo de 2011

Que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo (VI): George Best.



Observó Stevenson que hay una virtud sin la cual las otras son inútiles; esa virtud es el encanto. Los largos años de fútbol nos han deparado jugadores harto más completos y habilidosos que Best; ninguno más encantador. Lo fue en su fútbol y en el diálogo casual, lo fue en la amistad, lo fue en los años de la dicha y en los años adversos. Lo sigue siendo en cada imagen que vemos de sus jugadas o en cada una de sus ocurrencias que aún perduran. (J.L.Borges)

Nació en Irlanda, como Oscar Wilde, pero lo hizo en la protestante Belfast. Era muy atractivo y coincidió con el movimiento pop británico, que determinó su carrera como estrella futbolística mediática.
El personaje de Lord Henry de El Retrato de Dorian Gray pareció reencarnarse en él, y cada vez que abría la boca decía algo ocurrente y malvado. Los epigramas de Wilde o los proverbios del Cielo y del Infierno de William Blake regresaron con este joven. Como el gran poeta galés Dylan Thomas, Best fue alcohólico hasta la muerte. En su hígado se estaba pincelando su autoretrato de exceso.

Vivió como quiso, pero en el momento de su muerte es como si el fantasma del padre Connolly en Ángeles con caras sucias le hubiese hecho la última visita a su viejo amigo Rocky Sullivan en el corredor de la muerte, camino hacia la silla eléctrica, convenciéndolo para que actuara como un cobarde, por el bien de los muchachos: "Don't die like me".

Dejó increibles jugadas y cientos de anécdotas y frases ocurrentes:

-Nunca salía por la mañana con la intención de emborracharme, sólo sucedía.
-Tenía una casa en la costa, pero para llegar a ella había que pasar por un bar. Nunca llegué a ver el mar.
-En 1969 dejé las mujeres y el alcohol. Fueron los peores veinte minutos de mi vida.
-He dejado de beber, pero sólo cuando duermo.
-Cada vez que entro en un sitio, hay 70 personas que quieren invitarme a beber, y yo no sé decir que no.
-Me gasté la mayor parte de mi fortuna en mujeres, alcohol y coches deportivos. El resto lo desperdicié.
-Mucha gente va diciendo por ahí que me he acostado con siete Miss Mundo, pero sólo han sido tres.

-Si hubiese sido negro y feo, nunca habríais oido hablar de Pelé.


Un día en una reunión de jugadores de la liga inglesa, un defensa famoso de otro equipo se le acercó y lo miró fijamente... "George, déjame mirarte, quiero saber cómo eres, hasta ahora lo único que conocía de tí es tu culo y yo corriendo tras el."


En otra ocasión, un entrenador le pidió a su equipo que defendiera el resultado de una eliminatoria de ida que les fue favorable. En el partido de vuelta les ordenó a los delanteros que no arriesgaran, que no subieran del centro del campo y que se limitaran a defender el resultado ya obtenido. A los 15 minutos George Best había marcado dos goles en jugadas personales. Al terminar la primera parte, el entrenador lo esperó en la boca del vestuario: "...Oiga, espere, es evidente que usted no ha hecho nada de lo que yo le había pedido. Le felicito por ello."

Una vez lo quisieron comparar con Paul Gascoigne, un jugador de los 90 que se le parecía en genialidad futbolística y extravagancia: "Ése, ése no me llega ni a los cordones de la botella".

jueves, 24 de marzo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

Obituario celuloido para Elizabeth Taylor.



Fue Lady Patricia en Beau Brummel.

-Mortimer...
-Señor...
-Al entrar esa dama... ¿Reparaste bien en sus ojos?
-Era inevitable, señor.
-Cierto... ¿De qué color dirías que son?
-Violeta, señor, color violeta sin duda.
-De noche sí, pero a la luz del día son de un azul intenso.
Es preciso que decore la sala de meditación en ese tono exacto, ella pasará allí largas horas...
-¿De veras?
-Claro, me voy a casar con ella.


(Evidentemente, ni el fiel Mortimer ni el arrojado Brummel se lo terminaban de creer)


También con Elizabeth Taylor muere lo mejor de la Inglaterra medieval, la judía de Ivanhoe. Con aquella aparición celestial hizo más por la causa hebrea que Golda Meir en toda su puñetera vida de activismo sionista. La belleza y la bondad negada a los desterrados hijos de Israel durante oscuros siglos de escarnio fue un mito que se tambaleó en 1952.




Y Un lugar en el sol y La gata sobre el tejado de zinc y El Árbol de la vida y Gigante y La mujer marcada (¡Ay, cómo me gusta en esta!), La Senda de los elefantes, y ... tantas .... y Mujercitas, y fue la niña de Lassie y de National Velvet.

Elizabeth Taylor, lo mejor de Inglaterra, su auténtico International Velvet.

martes, 22 de marzo de 2011

SANATORIO DE HERISAU, III

Te ocurre a veces que el vacío es tan grande, tan enorme, tan inexpresable que las recortadas palabras no pueden dominarlo. Sí lo hicieron otros antes que tú, y en su concisión y su clarividencia se refleja nítida y profundamente toda la hondura que está más allá de las propias palabras. Bendito don, piensas, el de poder exorcizar el sufrimiento en esos signos que van a reproducir para siempre ese momento y repitiéndose una y otra vez van a vaciar de dolor a quien los forjó porque se va derramando en aquellos que los van leyendo, reconstruyendo, volviéndolo a sentir, y así el que escribe se libera. Se libera, piensas, condenando a los demás, o sólo poniéndole nombre al sufrir ajeno, que no sabe llenar de palabras sus sentimientos. Leíste que en Milton se habla de nosotros mortales como de quienes están y esperan. Sólo eso. ¿Para qué más? ¿quién puede salir de esa rueda? Algunos lo hicieron, y además fueron y actuaron. Tú ya sabes que no serás ni actuarás, sino que tu signo es el de la espera, la espera del encuentro con el definitivo agujero que se trague tu cuerpo y ojalá también tu alma. Tú ya sabes que no puedes hacer nada: el esfuerzo, el entusiasmo no sabes por qué te están vedados. Y sólo ves un paraje baldío ante ti, por el que te mueves sin rumbo, haciendo vanos intentos por salir de él: un día una cosa, al rato otra, al día siguiente la contraria. En un intento desesperado de fuga de ti mismo. Quizá mejor fuera aceptar tu destino de estar y de espera y acomodarte, que no palpite más tu pulso desbocado por ingenuas ilusiones y esperanzas. Estás condenado y eso no puede eludirse. En algún lugar te juzgaron y te consideraron culpable y te condenaron. Nadie está libre de culpa, pero sí de condena. El azar hizo que recayera sobre ti. Peor y más cruel hubiera sido que fuera obra del destino. Prefieres pensar que no hay tanta maldad, que las penas y alegrías son aleatorias, y no nos están esperando al final de un camino ya previsto, ya escrito.
¿Por qué nuestros pasos, te dices, nos llevan siempre en la dirección contraria a la que buscamos o añoramos? ¿Por qué es tan trivial tu camino y sin embargo tan difícil? Quisieras a veces que tus actos representaran tus sentimientos , tus emociones, pero se quedan siempre en simples remedos y fingimientos. Actúas como no eres, o a lo mejor es como no quisieras ser pero no tienes más remedio que ser. Hasta qué punto, piensas, uno adopta su papel y al final es atrapado por él, sin remedio y no puede salir de él ni para respirar. Quizá la única forma de esta imposible salida crees que es la escritura. Inventando, creando cosas, personas, simulando acciones te puedes desprender de ese pellejo insoportable que te constriñe día a día y que te impide decir la verdad, o mejor, hacer la verdad. ¿Alegorías? ¿Símbolos que te exorcizan? ¿Es eso la escritura? La liberación de tus demonios. Qué bienaventurados quienes tienen en sus manos el poder de ese exorcismo, sientes. Sientes, sin embargo, que también la escritura está ya de antemano encorsetada, realizada y que sólo somos capaces en cualquier caso de reescribir algo de lo que nos llegó, inevitablemente empeorándolo. Ese es el triste sino de quien quiere y no puede. La genialidad es inalcanzable, ya lo sabes, pero más inalcanzable aún puede ser la alegría de quien no siente la necesidad del genio y su ausencia. Es malo no conformarse, no adaptarse a esa piel que te recubre. Podrías ser como una serpiente que se desgaja periódicamernte de su piel, dejando atrás lo inservible y regenerando nuevas células prometedoras, que recomienzan el ciclo. Pero tu piel no es la de la serpiente, es irremediablemente invariable y eterna en su finitud. El único cambio posible es el de la putrefacción final, sí, lo crees así. Entonces el fin es la única posibilidad de liberación. Te parece “fin” una palabra teatral, con su deseo de trascendencia: qué importancia tremenda el que algo termine, acabe. Qué apoteosis la del final. Hay que lograr el gran fin, si puede ser que sea coherente con el ya lejano principio. Sabes que la vejez es ese tiempo que dedicamos a la necesidad de estructurar, de articular el gran y miserable relato de nuestras vidas para explicarnos ese fin, para que no sea tan absurdo, sino que parezca la proyección lógica de nuestros pasos. Y todos tendemos a ser indulgentes con nosostros mismos en esa hora final. ¿Para qué mortificarnos con lo que pudo ser pero no fue, con lo que quisiste pero de lo que no fuiste capaz? Recurrimos al calmante, al antiinflamatorio, al sedante, al ansiolítico: todo ha ido por donde debía, y si algo está fuera de lugar es porque se te escapa el orden necesario de las cosas. Amén y fin. Y caeremos en brazos de la muerte con la complacencia del trabajo bien hecho, con el “merecido descanso”. Piensas que sólo los suicidas muestran la lucidez total sobre sus vidas: no se engañan a sí mismos, no esperan, no quieren la lógica ni la coherencia. Son intentos fallidos de vidas fallidas y tienen la verdadera gran coherencia de no soportar el dolor de la imperfección. Con ese acto de voluntad final hacen el gran gesto que nos correspondería a casi todos, que te correspondería a ti, si fueras capaz: hasta aquí aguantas, ya no jugará más contigo la vida. Qué acto de fe en la voluntad, qué impaciencia sabia, qué poder y qué desafío. Tú cambiaste tu piel cuando quisiste, no esperaste, no sólo estuviste, también podrás decir: yo fui e hice.

Locuras de Herisau

Niños pedantes celuloidos (III) : Harvey Cheyne "Pescadito".



Si los despreocupados marineros de La We're Here llegan a saber la clase de marrajo que pescaron aquel día, no recogen muchachito alguno, rebautizan su goleta como La We're not Here, pasan de largo, y prosiguen con la pesca de bacalao que era lo suyo.

Accidentalmente cayó al mar, pero literalmente era para tirarlo por la borda.

Pescadito es el gran Niño Pedante de la Historia del Cine.

¡Qué escena!


Tensión arterial soportada: 176-119.

domingo, 20 de marzo de 2011

Que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo (V): Gianni Rivera.



En la Gazzetta dello Sport del día 8 de Abril de 1290 un desconocido periodista firmó la siguiente crónica deportiva sobre el enfrentamiento que disputaron la Associazione Calcio Firenze Fiorentina y la Associazione Calcio Milan que acabó con abultada derrota de los de Florencia. En aquel victorioso equipo milanés destacó un tal Gianni Rivera.


Han de ser mis palabras desde ahora,
más cortas, y esto sólo a mi recuerdo,
que las de un niño que aún la leche mama.

No porque más que un solo aspecto hubiera
en el radiante fútbol que yo veía,
que es siempre igual que como era primero;

mas por mi vista que se enriquecía
cuando miraba su sola apariencia,
cambiando yo, ante mí se transformaba.

En la profunda y clara subsistencia
de aquel jugador tres cosas veía
en una misma medida y tres colores;

Y reflejo del uno azul el otro verde era,
como el cielo del césped, y otro el blanco esférico
que de éste y de ése igualmente viniera.

¡Cuán corto es el hablar, y cuán mezquino
a mi concepto! y éste a lo que vi,
lo es tanto que no basta el decir «poco».

¡Oh calidad futbolística eterna que sola en ti existes,
sola te entiendes, y por ti entendida
y entendiente, te amas y recreas!

El balón que había aparecido
en ti como una luz que se refleja,
examinado un poco por mis ojos,

en su exterior, algo de barro manchado,
me pareció que estaba nuestra efigie:
y por ello mi vista en él ponía.

Cual el geómetra todo entregado
al rectángulo del área, y no encuentra,
pensando, ese principio que precisa,

estaba yo con esta visión nueva:
quería ver el modo en que se unía
aquel hombre con el balón y en qué sitio;

pero mis divagaciones no eran para ello:
si las gradas no hubieran temblado
con un nuevo gol que sus ansias satisfizo.

Faltan fuerzas a la alta fantasía;
mas ya mi voluntad y mi deseo
giraban como ruedas que impulsaba
Aquel (Gianni Rivera) que mueve el balón y las estrellas.


Dante Alighieri (Firenze 1290) .


Su Gazzetta it puoi trovare tutte le risultati e ultime notizie più recenti, foto e video sul calcio italiano e internazionale.

Guarda tutti i commenti


-Chi non ha visto giocare RIVERA non può capire il collegamento tra calcio e poesia !

-Gianni Rivera, forse il più straordinario interprete del calcio italiano degli anni '60 e '70: visione di gioco, tecnica, fair play e tanta tanta classe!

-Tempi diversi, certo, ma la classe è fuori dal tempo. Il tocco di classe e il gioco d'artista. Grande Gianni !


jueves, 17 de marzo de 2011

LAS TEORÍAS SALVAJES, de Pola Oloixarac


La médula espinal de la novela es la apócrifa (aunque con toda una historia erudita creada alrededor, del corte más borgeano tipo “Acercamiento a Almotásim”) teoría antropológico-filosófica de las “Transmisiones Yoicas”. La supuesta teoría construye el eje temático de la novela, aunque los múltiples referentes y significados irradien hacia una enorme variedad de puntos. Pero todos ellos confluyen hacia un lugar: el origen de la violencia y la constitución sociopolítica del hombre remonta su origen al miedo primigenio de sentirse presa ante la bestia: el hombre se transforma en predador,en bestia cruel y salvaje para ahuyentar así el miedo atávico que le hacía víctima por y para la muerte. Y esta su vocación violenta ante el mundo se nos muestra desde la primera página con que se abre la novela (con los ritos iniciáticos de tribus primitivas (Nueva Guinea), pasando por la agresividad y violencia de los blogs y de Internet en general , desde donde la presa actual (el hombre acomplejado, el nerd; Pabst en la novela) se transforma en cazador desde sus dardos cibernéticos, con los que zahiere a su alrededor y crea un mundo propio (aunque miserable visto desde fuera) en donde ser dominador y a la vez ejercer como azote sádico de un grupo de seguidores-odiadores.
Es también el sentido de quienes prueban los límites de lo convencional, en el sexo, por ejemplo, que es manifestación de esa misma violencia reclamada y soportada: la masturbación sádica de Pabst, ante el ordenador y ante el trío que forma su pareja con un par de “cools” mid-class (Andy y Mara); los coqueteos masturbatorios con el chico down trabajador de MacDonalds, por parte de Kamtchowsky, o la violación múltiple consentida por ésta y las drogas y hecha pública en Internet vía móvil; la inmolación sexual de la voz narradora de Rosa Ostreech, que llega al límite de la violencia, al mismo sacrifico ritual del rehén . Los límites también sobrepasados en el mundo artificial de las drogas (como el personaje de Andy, que navega plácida y autodestructivamente por los abismos del placer lisérgico).
La violencia expresa, como reactivo al miedo ancestral, aparece por doquier en la novela. Desde su mismo lenguaje, potente, agresivo, excluyente y “autoenroscado” en su propio virtuosismo (cada línea trabajada al modo del altar barroco: a primera vista aberrante y sin sentido, pero cuando nos acercamos y contemplamos admiramos la gran magnitud del detalle, y la complejidad semiótica e intencional). Multirreferencialidad, mezcla de la filosofía (Hobbes, Rousseau,...), con la política más reciente y bestial de Argentina (vista ahora del lado también equivocado o impostado -según la autora- de los vencidos, y no ya de los bien conocidos torturadores), y mezcla también con el lenguaje (apto sólo para iniciados) autorreferente de Internet, la moda y la sociología moderna.
El cuadro resultante, aparte de abigarradísimo, es un collage social: de la Argentina de su tiempo, de la de su pasado inmediato (montoneros y peronistas, psicoanalistas absurdos e izquierda bienpensante y autoexaltada), del mundo global, pero ridículamente particular de los blogs y las performances pseudopioneras (magistralmente satirizadas), del mundo académico de siempre (con sus “agregados”, sus trepas, sus violencias teóricas e insanas), del mundo intelectual y frío de la teorización y del ensayo libresco. Y bajo todos esos mundos multiformes y superpuestos siempre está presente lo salvaje, lo desatado, lo destructivo. El final es una perfecta imagen autorreflejante (o mise en abîme) de la novela y su finalidad: Google Earth “hackeado” muestra varias escenas simultáneas del mundo, se anula la historia, el discurrir (la novela misma va enfocando sin solución de continuidad esos diversos momentos lineales en un todo “hic et nunc” espacial). Los fotomontajes de Mara, la “ficción” del presente, sustituyen a la realidad histórica, mostrando una imagen apocalíptica y destrozada del mundo. La ficción sustituye a la realidad, o es otra realidad más dentro del caleidoscopio, siempre bajo el influjo de una visión salvaje de la existencia, y de la vida vista como lucha contra lo otro.
En el fondo de tanta agresividad, creo, se puede entrever algún atisbo de la ternura (siempre irónica, nunca sentimental), o al menos cierta compasión por esos personajes desatados pero infelices que buscan autoafirmarse en un andamiaje falso que les sostiene ilusoriamente). Es el caso, por ejemplo, de la tía Vivi en sus Diarios dirigidos, inocentemente, a Mao: lo que aflora en ellos no es la convicción de las tesis políticas y sociales por las que muere o desaparece, sino la autocompasión y el dolor de la mujer abandonada y temerosa del mundo.
Desde luego, la visión de esta novela es implacable, quizá demasiado. Demasiado en el sentido de no hacer concesiones de ningún tipo a las ideas, ni a las buenas intenciones: todas son perversas y encaminadas al éxito y sometimiento sobre los demás. La más perversa de todas la estudiante Rosa Ostreech; el más ridículo y sufriente, Pabst; la más rencorosa Kamtchowsky; el más vicioso Andy. Mundo atroz y superviviente donde los haya. La autora rompe las costuras de lo moral y socialmente aceptado, para dejar ver lo que hay debajo: debajo de las teorías filosóficas, debajo del ser social, debajo de la palabrería posmoderna, debajo de lo “políticamente correcto”. Y lo que asoma no es muy halagador para la especie.
Lo que más me impactó de Las teorías salvajes, desde un principio, es su nuevo lenguaje, hecho a base de retazos polifónicos de la realidad, con un desparpajo y sutileza increíbles; su ambición de obra total, en el sentido de obra que ofrece una personal y estructurada visión de mundo; y su pasmosa fuerza intelectual y satírica que nos zarandea con su implacabilidad.
Creo que, para volver a reconciliarme con la vida, volveré a Tolstoi, tanto más puro.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Joder qué futuro...

¿ realmente nos volveremos a encontrar ? ¿ realmente queremos volver a encontrarnos ?.... ¿ really ?

Al final tendrán razón, como siempre, los Apocalípticos, y la escena del mono de "2001 Una Odisea Espacial" será el nuevo guión de la humanidad en el futuro próximo ... again... El "homo nerd" sucederá al "homo sapiens" que a su vez fue desplazado por el "Homo Freake" y está escrito que el Nerd será eliminado por el "Homo Trolling" que sobre la New Babel regirá nuestros destinos mediante un "spanglihs" lleno de DNSs, Ip`s, Netware, Tweets, Uploads para dejar nuestro software en la recycle esperando un restore que nos permita linkearnos en el ring de los .com y así salvarnos del 3.1 sin confundirnos con los "guays" de Linux.

Y nosotros, los integrados, los "progres", los "viejunos", los odiados por la caterva modernista juvenil volveremos a fracasar con nuestras sanas intenciones y grandes valores al ser partícipes de la disfunción entre nuestros deseos y nuestros actos predicando como dioses mientras seguimos actuando como simples hombres.

Apocalipsis nuclear en Japón, apocalipsis financiero en Occidente, apocalipsis de emigrantes en Lampedusa, apocalipsis armamentístico en Libia y en Corea, apocalipsis de revueltas en el Magreb, apocalipsis alimentario en 3/4 partes del mundo, apocalipsis artítisco por la piratería, apocalipsis literario por las contínuas publaciones de Ken Follet.... Todo es Apocalipsis y nada evitará al hombre el futuro aterrador que lo atenaza y lo envuelve lentamente mientras deglute sin parar los restos de los cadáveres que se van amontonando delante de su televisor...

Menos mal que aún hay luz para poder usar el mando y poner Intereconomía y votar por la vuelta de Ansarrr...

martes, 15 de marzo de 2011

domingo, 13 de marzo de 2011

Que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo (IV): Johan Cruyff.



En los primeros meses de 1670, apareció en Holanda un extraño libro, cuyo título completo rezaba así: Tractatus theologico phutbolisticus, continens disertationes aliquot, quibus ostenditur libertatem philosophandi non tantus salva pietate et reipublicae pace pose concedi, sed eandem nisi cum pace reipublicae ipsaque pietate tolli non posse.
A las pocas semanas se lo leía en Alemania, Francia e Inglaterra. Pese al anonimato y al falso pie de imprenta no se tardó en averiguar quien era su autor...

Hoy, el mejor de los futbolistas que hasta ahora hemos pegado en nuestro álbum: Hendrik Johannes Cruijff, Johan Cruyff para la Historia del Fútbol.

En este genial vídeo tenemos la suerte de verlo siendo aún niño, jugando con un balón en la calle y dándole un caño a un amigo, que intenta girarse para recuperar el honor perdido pero que ya siente como el brazo derecho de Johan se le interpone y le gana la posición. Ese gesto infantil de brazos que se abren ocupando espacios lo vais a ver repetido muchas veces en sus jugadas. Como Johan era delgado, los brazos le servían para recomponer el equilibrio perdido. Mezclaba elegancia con pundonor. Tesón y clase. Levedad y garra. Cambio de ritmo y equilibrio recobrado. Calidad total para un fútbol total. Dominaba los efectos en el golpeo, le daba con el exterior con una precisión increible y convertía el balón en una bola de billar.

Perdió con Holanda dos finales consecutivas de mundiales 74-78, pero ganó la modernidad para el fútbol. Los holandeses tenían libertad de fútbol, sus defensas no se limitaban a defender, sus delanteros defendían, todos jugaban bien, todos tocaban en corto, todos eran capaces de hacer gol o de dar patadas escalofriantes, todos se movían como un todo. Desde aquel entonces todos los equipos del mundo quisieron jugar (y encima ganar) como aquel equipo holandés desconsolado. La nostálgica letra de la canción que suena en el vídeo dice: "'Cause you're really only after '74-'75" (Porque realmente eres lo único que ha habido tras el 74-75). Algo parecido le pasó al fútbol con aquella Holanda de Cruyff 74-78. Como si en todas las escuelas de fútbol el lema estuviera ya sentenciado para los restos:"Phutbolicii libertas concedi debet, quae profecto virtus est nec opprimi potest" (Se debe conceder libertad de fútbol, puesto que es una virtud y no debe ser oprimida)

Con esto he terminado lo que me había propuesto exponer en este tratado. Sólo me resta advertir expresamente que no he escrito nada en él que no someta con todo gusto al examen y al dictamen de las supremas potestades de mi patria futbolera. Pues si ellas estimaran que algo de lo que he dicho, se opone a las leyes o constituye un obstáculo para la común salvación, quiero que se lo dé por no dicho. Sé que soy hombre y puedo equivocarme. He puesto, no obstante todo empeño en no equivocarme y, sobre todo, en que cuanto he escrito, estuviera plenamente de acuerdo con nuestro fútbol, su competitividad y las buenas costumbres. Baruch Spinoza (Amsterdam, 1670)

miércoles, 9 de marzo de 2011

Niños pedantes celuloidos (II) : Bonnie Blue Butler.



Resulta que quería buscar un vídeo sobre la fatídica caida de la pequeña Bonnie de su puñetero poni para incluirlo en esta serie, y pensaba que sería algo difícil de encontrar por lo desagradable del momento. Pero tecleo Bonnie Blue Butler en Youtube y me aparecen 34 resultados con títulos tan apasionantes como: Bonnie, my baby - Bonnie tribute - In Memory of Bonnie Blue Butler - Rhett & Bonnie: My Little Girl - Bonnie Blue Butler & Beau Wilkes - Cammie King, Rest In Peace Our Eternal Bonnie... y tal. Hay hasta una recreación de la muerte de Bonnie interpretada magistralmente por ranitas de juguete The Frogs Re-enact Bonnie's Death from Gone With The Wind. Como lo leen.

Bonnie Blue Butler, niña pedante que apenas si tuvo tiempo de brillar en la plenitud de su pedantería. Sin embargo nos dejó suficientes muestras de lo que pudo haber sido y no fue. Mimada y consentida hasta la médula por sus padres, amiga de sus amigos (si es que llegó a tenerlos), superficial, frívola y déspota hasta la muerte con su propio poni al que obligó a saltar un obstáculo cinco veces superior a su tamaño con resultado fatal para ambos. Al final, Bonnie (directamente al Purgatorio) y el poni (con la inestimable ayuda de una receta de balazos) nos dejaron huérfanos de su tierna e infantil pedantería celuloide.

Un último detalle post mortem: En el 2:24 yace bocarriba y echada hacia el lado derecho, con el brazo izquierdo sobre su cuerpo y con la fusta (que casi pisa Rhett Butler) cercana al hípico obstáculo. En el 2:25 yace bocabajo y echada hacia el lado izquierdo, ambos brazos abiertos y con la fusta (que casi pisaba Rhett Butler que ahora pisa un trozo de tabla de los restos del naufragio de Bonnie) más alejada del obstáculo hípico.
Bonnie Blue Butler fue pedante hasta después de muerta.

lunes, 7 de marzo de 2011

Fichas Safari Club (III) : El Picudo rojo.




Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Clase: Insecta
Orden: Coleoptera
Superfamilia: Curculionoidea
Familia: Dryophthoridae
Género: Rhynchophorus
Especie: R. ferrugineus
Nombre binomial: Rhynchophorus ferrugineus


El Picudo rojo. Acaso el más famoso de los gorgojos del mundo. Los gorgojos siempre despiertan nuestra ternura y amabilidad. Los vemos como insectos simpáticos y graciosos debido a sus monumentales naricillas móviles y a sus andares torpes e imprecisos. Otra cosa es la que forman luego, cuando se juntan y constituyen sus célebres colonias gorgojas, sus estados gorgojos, y sus sistemas productivos de explotación gorgoja de recursos.

Veamos ahora un vídeo sobre los picudos rojos.




El hombre o más bien la Humanidad (nombre de otra plaga que sufre el planeta Tierra) siempre ha tenido sus más y sus menos con el picudo rojo o más bien con la Picudidad en general. Han sido conflictos grupales o tribales mas que conflictos indivuales o personales. Uno de los enfrentamientos más brutales que se recuerdan aconteció hacia los años 70 en una región llamada Indochina, en el sudeste asiático. No os imagináis la que se formó allí.



Esto es una recreación artística, no es un documental de lo que ocurrió. Pero nos sirve igualmente para hacernos una idea de los métodos que se aplicaron en un intento desesperado para la erradicación sistemática del picudo rojo en aquellas selvas. Apocalipsis Now fue el título de esta gran película, cuyo guión se basaba en el conocido relato El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. La historia, los personajes, la selva, el río y el conflicto son realmente los mismos. África now is Asia. Porque en el texto de Conrad, el picudo negro habitaba las tinieblas centroafricanas. O sea, picudo negro now is picudo rojo. Como veis, pequeñas tretas de guionista profesional hollywoodiense.

Sinopsis: Un operario de exterminio de plagas se ha pasado de rosca en sus tareas de limpieza, y endiosado trabaja por su cuenta. Su empresa, que es una multinacional, no permite comportamientos extravagantes y manda a un empleado de asuntos internos para subsanar desajustes. Y todo ello en plena lucha contra la plaga de picudos que sirve como telón de fondo a la historia.

"Árboles, árboles, millones de árboles, masas inmensas de ellos, elevándose hacia las alturas; y a sus pies, navegando junto a la orilla, contra la corriente, se deslizaba aquel vapor lisiado, como se arrastra un escarabajo perezoso sobre el suelo elevado de un pórtico. Uno tenía por fuerza que sentirse muy pequeño, totalmente perdido, y sin embargo aquel sentimiento no era deprimente. Después de todo, por muy pequeño que fuera, aquel sucio animalillo seguía arrastrándose, y eso era lo que se le pedía. Adónde imaginaban arrastrarse los peregrinos, eso sí que no lo sé. Hacia algún lugar del que esperaban obtener algo, creo. En cuanto a mí, el escarabajo se arrastraba exclusivamente hacia Kurtz. Pero cuando el casco comenzó a hacer agua nos arrastramos muy lentamente. Aquellas grandes extenciones se abrían ante nosotros y volvían a cerrarse, como si la selva hubiera puesto poco a poco un pie en el agua para cortarnos la retirada en el momento del regreso. Penetramos más y más espesamente en el corazón de las tinieblas." Joseph Conrad.

Pero esta antigua confrontación entre plagas aún no ha terminado...

Parques y Jardines alerta sobre la presencia del “Picudo Rojo” que afecta a las palmeras

¿Qué pasa con el picudo rojo de las palmeras?
Comparte: facebook twitter delicious buzz menéame bitácoras
Menuda está liando el picudo rojo de las palmeras , una especie de escarabajo que causa plagas y que afecta a un amplio rango de este tipo de árboles. Tanto la está liando, que expertos de Chipre, Eslovenia, Francia, Grecia, Italia, Malta, Portugal y España han analizado en Valencia las estrategias para su control en
Europa

Un insecto americano salvará del picudo rojo a las palmeras...
"En América el picudo rojo está extendido desde Estados Unidos hasta Argentina. Por eso, en España vamos a combatirlo importando una especie exótica mucho más fuerte que el picudo rojo que lo atacará y acabará con él. Lógicamente no hará daño a la palmera, si no no pensaríamos en esta posibilidad",


Dios... lo que me ha entrado por el cuerpo al leer esta última y ¿esperanzadora? noticia. Guerra biológica a las puertas. Un insecto americano... dicen. La historia es triste y aburrida. Escuadrones de libélulas mecánicas cargadas de napalm ya lo intentaron en Vietnam.



domingo, 6 de marzo de 2011

Que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo (III): Bobby Charlton.



¿Cómo invocarte, delicada Inglaterra?

Bobby Charlton, considerado como el mejor futbolista inglés de todos los tiempos.
Fue uno de los supervivientes de un accidente aéreo. Su fútbol tenía esa elegancia propia de los grandes prosistas británicos. Resultaba elegante hasta en camiseta y calzón corto. Se desenvolvía en el terreno de juego como el que paseaba por los jardines de Buckingham Palace en una recepción de la Reina.
Si Thomas De Quincey había escrito Del Asesinato considerado como una de las Bellas Artes, Sir Bobby Charlton nos dejó firmada en caracteres efímeros su mejor obra: Del Disparo desde fuera del área considerado como una de las Bellas Artes.

"La Conferencia.

Señores: El comité me ha honrado con la ardua tarea de pronunciar la conferencia en honor de Sir Bobby Charlton sobre el tema del Disparo desde fuera del área considerado como una de las Bellas Artes. Quizás la tarea habría sido fácil hace tres o cuatro siglos, cuando era muy poco lo que se sabía del arte y muy contados los grandes modelos expuestos, pero en nuestra época no faltan obras maestras de valor ejecutadas por profesionales y el público exigirá un adelanto igual en el estilo de la crítica que ha de aplicarse. La práctica y la teoría deben avanzar pari passu. Empezamos a darnos cuenta de que la composición de un buen disparo desde fuera del área exige algo más que un par de idiotas que disparan o reciben, un balón, una portería y un estadio de fútbol. El diseño, señores, la disposición del grupo, la luz y la sombra, la poesía, el sentimiento se consideran hoy indispensables en intentos de esta naturaleza..."



Permítanme los conferenciantes dos apuntes:

-Un intento de justificar esta serie de manera pedante: la búsqueda de asideros intelectuales que la vindiquen. La serie no lo necesita, pero bueno...

"En el futbol hay victoria y derrota, hay azar, hay drama, existe lo inesperado y los vuelcos del destino; hay venganza (o deseo de revancha), hay tradición, hay generosidad y egoísmo, hay nobleza y vileza, hay soberbia y humildad, hay envidia y hay celos, hay brutal rivalidad, hay lucha, hay sentimiento de humillación y de hundimiento, hay éxtasis momentáneo (como todos). ¿Acaso no consiste en todo eso la vida más vehemente, la vida más viva? Y, claro está, hay destreza e inspiración, pero también buena y mala suerte. ¿Qué más se puede pedir?" Javier Marías.

Ahí va otra:

"Estoy diciendo vida. Cien mil hombres
quedan roncos gritando
que no ha sido penalty." Rafael Guillén.


-Y una confesión íntima: Esta semana quise pegar primero la estampa de George Best en este álbum de cromos. Best era genial y tenía más talento que Charlton. Como William Blake, pensó que el camino del exceso conducía al palacio de la sabiduría. Nos dejó espléndidas jugadas. Y nos dejó espléndidas sentencias, como también hiciera su paisano Oscar Wilde. Ya tengo ganas de abrir el próximo sobre de estampitas... ¡Mira que si me sale George Best! De todas formas tenemos un pequeño anticipo de él, porque en el vídeo de Charlton aparece Best en varias jugadas. Por ejemplo, hacia el 2:09.

viernes, 4 de marzo de 2011

Sitôt qu'on le touche, il résonne (III): Kinky Afro.



Los Happy Mondays, incluidos en la banda sonora original de Los últimos días de Gadafi.

jueves, 3 de marzo de 2011

ACANTILADOS DE HOWTH, de David Pérez Vega


Acantilados de Howth es la primera novela publicada por David Pérez Vega, a quien, por otro lado vengo leyendo desde su blog literario, que ofrece una visión personal y entusiasta de lo que va leyendo, cosa digna de encomio, sobre todo el entusiasmo, entre el panorama predominante de acidez y menosprecio (simulado casi siempre) que abunda en muchos análisis o reflexiones literarias. Desde luego, transmite su efusión ante la lectura.
Su novela, en cambio, parece el envés de ese entusiasmo. El resabio más importante que deja es el de la apatía, el tedio, y la previsibilidad de las vidas de unos personajes que se aburren inmensamente en una sociedad decepcionante, castrante y sin salida. Se me viene a la cabeza la imagen de Bartebly, el genial y premonitorio personaje de Melville, asomado a la ventana y mirando fijamente hacia la cercana pared de ladrillo que acota su visión sin esperanza. Es la sensación que me producen las numerosas “pequeñas” vidas que se van desgranando a lo largo de la novela. Miran obcecadamente a un muro sin perspectiva, y el protagonista, algo más consciente, parece a veces sufrir por ello, y otras simplemente lo asimila como inevitable.
Esta generación que se nos muestra en su vivir más cotidiano, aquellos jóvenes licenciados por los 90 o posteriores, en una España de aparente pujanza económica ( aparente como ya todos archiconocemos) representa bien a las claras la saturación existencial y la miopía vital de una época de transición (económica,cultural) que se ha ido autodestruyendo con su falta de referentes y valores meritorios por los que moverse. Son jóvenes que opositan tristemente a plazas miserables, que consideran un logro pagar una hipoteca de 35 años en un barrio o pueblo perdido en el fin de la nada, que se desloman ciegamente en trabajos de “chaqueta y corbata”, que buscan “la mujer de su vida” para un matrimonio de compartir tedio televisivo y porciones de comida para llevar. Está plagada la novela de jóvenes que se desquitan de la rutina con las tremendas borracheras, porros y demás efusiones artificiales de fin de semana en los bares de polígonos y arrabales urbanos. Con los amigos que uno no ha escogido salvo por la inercia del azar de la infancia o de los estudios. Con los previsibles viajes de oferta de fin de semana. Con las osadas escapaditas de un erasmus. Son jóvenes-polilla que revolotean en torno a una misma lámpara y chocan una y otra vez contra su falso resplandor.
En este fresco de esa nuestra época (aún primitivamente internauta, no sé si para bien o para mal o para peor) se resuelven los distintos hilos de unas historias sencillas pero llenas de dramatismo en su inanidad. El personaje, que con 30 años añora su “juventud” y su “oportunidad” perdidas da vueltas sobre su particular historia en un ir y venir temporal . Las continuas analepsis superpuestas en la estructura de la novela contribuyen a esa sensación deambulatoria del pensamiento errático del frustrado Ricardo.
Pero una duda me queda sobre este reflexionar tipo “¿en qué momento se jodió todo?, (al estilo Zavalita de Vargas Llosa). ¿Realmente añora algo el protagonista? ¿realmente ha perdido alguna oportunidad de oro para escapar hacia algún perfect world? Personalmente pienso que no. Él mismo es consciente de que ha idealizado una época de su vida cuyo único valor parece ser la distancia temporal y espacial que pueden simbolizar la huida. Por ello puede constituirse en pequeño paraíso perdido. La juventud, el posible amor espontáneo, el desenfado y el vivir al día parecen ser la única isla (circunscrita a Irlanda, a un acantilado en concreto, con su horizonte neblinoso), el único recodo de respiro para un ser desterrado de sí mismo y de su entorno. No hay esperanza de redención para él, estará siempre al margen de las cosas. Salvo, quizá, la literatura (la cita final de Bolaño es la lucecita al fondo del túnel).
Otras cosas que destacaría de la novela: la sátira del concurso literario de provincias (muy “bolañesca”) y su lenguaje sin impostar. Requisito esto último para mostrar la desnudez de la vida mediocre en un mundo mediocre.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Obituario celuloido para Jane Russell.

El pasado Lunes falleció Jane Russell. Para todos fue la morena de Los caballeros las prefieren rubias. Para los mitómanos-erotómanos fue Río, la amiga mestiza de Billy El Niño en El forajido, que salvaba la película con sus formas y echada en un pajar (hoy un artículo de ABC se titula La morena entre el centeno). Para los que somos fans de las comedias de Bob Hope, Jane Russell fue Mike, la pistolera-regenta de saloon que el amor de Rostro Pálido Potter Junior reinsertó para la sociedad previo cumplimiento de condena.



Es cierto que hubo otras grandes pistoleras-regentas de saloon para la historia del cine. Que Altar Keane (Marlene Dietrich) en Encubridora y que Vienna (Joan Crawford) en Johnny Guitar, manejaban sus negocios de hostelería con la misma habilidad que sus revólveres. Puede que comparar estos dos peliculones con una comedia de Bob Hope sea una boutade en toda regla. Pero comparar los pechos y las caderas de Jane Russell con los y las de Dietrich o Crawford ya deja de ser algo tan subversivo, al menos a priori.

Recuerdo que se bajaba del caballo vestida de pistolero negro, sombrero y guantes negros y dos revólveres al cinto, como los "buenos" malos que en el cine del Oeste han sido. Que Rostro Pálido Potter Junior la recibe desde la ventana:

-¡Cariño, estoy aquí! Nos veremos en el vestíbulo, la tercera telaraña a la izquierda. ¡No sabes cuánto me alegro de verte!

Que Mike (Qué nombre tan masculino para una hembra tan hermosa. Te llamaré Bombón) astuta como Dalila le pide a Potter Junior que se afeite si es que quiere casarse con ella. Y que él acepta encantado:

-Sé que nuestro matrimonio será un matrimonio feliz... Porque tú eres mujer y yo soy hombre... y generalmente esas son las personas que se casan.

martes, 1 de marzo de 2011

SANATORIO DE HERISAU,II


"Cuando muera se me pondrá cara de muerto. ¿Cómo será?¿Seguirá siendo la mía? ¿Y quién me llorará de veras? ¿Quién se acercará hasta mi rostro transfigurado para besarme con desesperación los labios en un último esfuerzo, lleno de presunción y de fe, por devolverme al mundo que me habrá relegado?¿Quién se sentirá herido en su propia vida, y considerará su historia partida en dos por ese momento mío definitivo? ¿Quién cerrará mis reacios y sorprendidos ojos con mano amiga, o se dignará velar mi cadáver emblanquecido y mutante durante toda la noche y la inútil aurora que no me habrá conocido?¿Quién retirará mi almohada, quién mis sábanas humedecidas? ¿Quién, incapaz de concebir la existencia sin mi presencia diaria, querrá seguir sin dilación mis pasos al contemplarme exánime? ¿Quién irá a visitar mi tumba, y me hablará solitario en lo alto de la Llama Azul tras haber ascendido por la pendiente y haberme mirado con amor y fatiga a través de la piedra inscrita? ¿Quién verá anticipada en la mía su propia muerte, quién se verá retratado y entonces, al reconocerme en mis facciones rígidas, dejará de creer en la autenticidad de mi expiración por dar esta cuerpo y verosimilitud a la suya? Pues nadie está capacitado para imaginarse la muerte propia, y solo cuando un allegado se extingue ante nuestra vista caemos en la cuenta de que en todo lugar y tiempo acecha nuestro acabamiento...".
'El Siglo', Javier Marías