simon_pedestal
domingo, 6 de marzo de 2011
Que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo (III): Bobby Charlton.
¿Cómo invocarte, delicada Inglaterra?
Bobby Charlton, considerado como el mejor futbolista inglés de todos los tiempos.
Fue uno de los supervivientes de un accidente aéreo. Su fútbol tenía esa elegancia propia de los grandes prosistas británicos. Resultaba elegante hasta en camiseta y calzón corto. Se desenvolvía en el terreno de juego como el que paseaba por los jardines de Buckingham Palace en una recepción de la Reina.
Si Thomas De Quincey había escrito Del Asesinato considerado como una de las Bellas Artes, Sir Bobby Charlton nos dejó firmada en caracteres efímeros su mejor obra: Del Disparo desde fuera del área considerado como una de las Bellas Artes.
"La Conferencia.
Señores: El comité me ha honrado con la ardua tarea de pronunciar la conferencia en honor de Sir Bobby Charlton sobre el tema del Disparo desde fuera del área considerado como una de las Bellas Artes. Quizás la tarea habría sido fácil hace tres o cuatro siglos, cuando era muy poco lo que se sabía del arte y muy contados los grandes modelos expuestos, pero en nuestra época no faltan obras maestras de valor ejecutadas por profesionales y el público exigirá un adelanto igual en el estilo de la crítica que ha de aplicarse. La práctica y la teoría deben avanzar pari passu. Empezamos a darnos cuenta de que la composición de un buen disparo desde fuera del área exige algo más que un par de idiotas que disparan o reciben, un balón, una portería y un estadio de fútbol. El diseño, señores, la disposición del grupo, la luz y la sombra, la poesía, el sentimiento se consideran hoy indispensables en intentos de esta naturaleza..."
Permítanme los conferenciantes dos apuntes:
-Un intento de justificar esta serie de manera pedante: la búsqueda de asideros intelectuales que la vindiquen. La serie no lo necesita, pero bueno...
"En el futbol hay victoria y derrota, hay azar, hay drama, existe lo inesperado y los vuelcos del destino; hay venganza (o deseo de revancha), hay tradición, hay generosidad y egoísmo, hay nobleza y vileza, hay soberbia y humildad, hay envidia y hay celos, hay brutal rivalidad, hay lucha, hay sentimiento de humillación y de hundimiento, hay éxtasis momentáneo (como todos). ¿Acaso no consiste en todo eso la vida más vehemente, la vida más viva? Y, claro está, hay destreza e inspiración, pero también buena y mala suerte. ¿Qué más se puede pedir?" Javier Marías.
Ahí va otra:
"Estoy diciendo vida. Cien mil hombres
quedan roncos gritando
que no ha sido penalty." Rafael Guillén.
-Y una confesión íntima: Esta semana quise pegar primero la estampa de George Best en este álbum de cromos. Best era genial y tenía más talento que Charlton. Como William Blake, pensó que el camino del exceso conducía al palacio de la sabiduría. Nos dejó espléndidas jugadas. Y nos dejó espléndidas sentencias, como también hiciera su paisano Oscar Wilde. Ya tengo ganas de abrir el próximo sobre de estampitas... ¡Mira que si me sale George Best! De todas formas tenemos un pequeño anticipo de él, porque en el vídeo de Charlton aparece Best en varias jugadas. Por ejemplo, hacia el 2:09.
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Me parece muy bien que te vayas buscano ilustres literatos que aboguen por tu causa futbolera, ya sea a través de textos apócrifos de De Quincey, o del futbolero confeso e irritado que es Javier Marías. El caso es buscarse un agarre para meter fútbol en un supuesto blog literario. No obstante, no sé si las jugadas o los goles, pero las Auctoritates con las que te relacionas tiene de por sí suficiente interés.
ResponderEliminarCada uno a lo suyo y a buscar glamour y sentido en donde uno lo ve y los demás nos quedamos a tientas. Que sí, que muy guay el fútbol, pero yo no acabo de pillar tanta mística ... y tanta épica futbolera. Los colores futbolísticos casi nunca los elige uno, son congénitos, heredados de nuestros ancestros más cercanos e inculcados a machamartillo por las tediosas infantiles tardes de domingo de vuelta en el coche con el "carrusel". Yo veo otra cosa en el fútbol -más en el actual: ignorantes del copón dirigiendo clubes, niñatos multimillonarios que tartamudean ante los micrófonos, salidas chulescas de entrenadores y una hinchada vociferante y populachera. Lo peor es que yo también disfruto, pero no pierdo de vista la animalidad intrínseca y el gregarismo inherentes al deporte rey. En todo caso, mejor que el resto de deportes (principescos, o ducales,o...).