Tina Merandom |
Todo alrededor está lleno de
huecos, qué paradoja. El vacío lleno, abarrotado, de vacíos. Hay una máscara
azteca en la pared de enfrente cuando me tumbo a leer. La máscara azteca me
mira con sus ojos huecos de nada y de pregunta. La habré puesto ahí para
recordarme que detrás de la máscara hay abismo, pero ya no me acuerdo, ahora
sólo me disgusta y absorbe en sus cuencas silenciosas el terror de mis ojos. Aunque
es un miedo impasible, conforme a veces. Pero ese es sólo un hueco, alrededor
hay muchos más. Es increíble lo que abundan los agujeros, aunque a veces, la
mayor parte de las veces, parecen lisos y disimulan sus negras bocas
devoradoras. Los escalones, el vano de las puertas, el falso agujero al mundo
de las ventanas. Lleno todo lo que puedo los nichos: los estantes, los
cuadrados de cds, las alacenas. Las atiborro de cosas, da igual, libros, botes
de tomate o discos. El caso es que tapen los agujeros. Recuerdo siempre de las
ruinas una sola cosa. No las columnas fuertes ni los bustos cariados. Recuerdo
más bien el contorno que dejan los arcos, las cuadrículas mortuorias de lo que
fueron habitaciones o almacenes de trigo y las hornacinas, siempre vacías, como
esperando, o más bien recordando aquello que contuvieron. Hasta en la unión
perentoria de un abrazo lo que cuenta no es el nudo de los cuerpos o la unción
de la saliva. Lo que cuenta siempre es el hueco que queda en medio,
insoslayable, irremediable. No hay manera de aplastarlo y reducirlo. La cama
espera también el hueco de nuestro cuerpo, como el satén que acolcha el ataúd
marcará para siempre la oquedad de nuestra silueta. El cuerpo también es hueco,
la garganta, el sexo abierto, los agujeros por los que respira proclaman su
soledad. Parece que también hay agujeros
por las multiplicaciones imposibles del espacio. Imagino que somos una réplica
de ese gran hueco celestial, de noche negra y cerrada, que nos anuncia que
seremos tragados para siempre para llenar su propio e inabarcable vacío.
Se llama hambre.... ocurre sobre esta hora mas o menos
ResponderEliminarLos huecos vacíos son el paraíso si los comparamos con las cosas terribles que pueden llegar a ocupar su lugar.
ResponderEliminarComprueba si en uno de los ojos de la máscara azteca cogen las notas del último disco de Beach House. Creo recordar que te gustaba Radiohead.
http://www.youtube.com/watch?v=FuvWc3ToDHg
Maravillosa canción, Corrientísimus, me apunto el grupo a partir de ahora, y reflexión moderada, muy budista diría yo. Gracias
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