simon_pedestal

simon_pedestal

sábado, 27 de agosto de 2011

Sitôt qu'on le touche, il résonne (XX) : Horses.




Un chico bebía un vaso de te en el pasillo, desde el otro extremo surgío un ritmo y otro chico se deslizó por el pasillo. Se fusionaron a la perfección con el pasillo. Se fusionaron a la perfección en el espejo del pasillo.

El chico miró a Johnny, Johnny quería correr, pero la película seguía avanzando según lo previsto. El chico cogió a Johnny, lo empujó contra el armario, lo llevó a su casa, condujo profundamente en Johnny. El muchacho desapareció, Johnny cayó de rodillas, comenzó a golpearse la cabeza contra el armario y se echó a reír histéricamente.

De pronto, Johnny siente que está siendo rodeado por caballos, caballos, caballos, caballos, galopando en todas las direcciones. Blancos, brillantes animales de plata con la nariz en llamas. Vió los caballos, caballos, caballos, caballos, caballos, caballos, caballos, caballos.

¿Sabes que al caballito le gusta el rabo duro?
Sabes cómo manejar la situación, así que te va gustando, te sigue gustando el puré de patata, chico. Haz el cocodrilo, haz el caimán. Dale vueltas al trabalenguas como tu hermanita, porque quiero a tu hermanita, dame a tu hermanita, me tiraré a tu hermanita. Sabe levantarse de rodillas, hacer el caldo oloroso, hacer el pipí dulce.

Cayendo de espaldas, pierdo el control, pierdo totalmente el control, pierdo totalmente el control, y luego vuelvo a tomar el control, y caigo sobre su espalda, le gusta el estilo, le gusta de esa manera, así, le gusta así. Hacer el watusi, sí, hacer el watusi.

La vida está llena de agujeros, Johnny eyacula su esperma en el ataúd. El ángel mira hacia abajo y le dice, "Oh, hermoso muchacho, ¿No me puedes enseñar nada más? " Johnny se levanta, se quita la chaqueta de cuero, marcada en su pecho está la respuesta. Tiene cuchillos y navajas, una navaja es su preferida. Entonces grita y grita, diciendo que la vida esta llena de dolor.

Estoy viajando por mi cerebro. Lleno la nariz de nieve y ahí viene Rimbaud, viene Rimbaud, viene Rimbaud, y viene Johnny, y hace el watusi, oh, hace el watusi.

Hay un pequeño lugar, un lugar llamado espacio, es muy bonito, está en las vías, el nombre del lugar es como te gusta, como que... ¿Te gusta así, te gusta así, te gusta así? Y el nombre de la banda es Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes, Twistelettes.

Calma, chico, calma. En la noche, en el centro del bosque hay una yegua negra y de brillantes crines amarillas. Al pasar los dedos por su pelo sedoso encontré una escalera. No perdí el tiempo, subí y desde allí contemplé, allí hay un mar, allí hay un mar, allí hay un mar, es el mar de la posibilidad. No hay tierra, sino la tierra (allí hay un mar de posibilidades). No hay mar, sino el mar (en lo alto una pared de posibilidades). No hay portero, sino la llave (encima hay varias paredes de posibilidades). Salvo que alguien se apodere de las posibilidades, que alguien se apodere de las posibilidades.

Aprovecho la primera posibilidad, y el mar me rodea. Estaba allí con las piernas separadas como un marinero (un mar de posibilidades), sentí su mano en la rodilla (en la pantalla). Y miré a Johnny y le entregué una rama de llama fría (en el corazón del hombre). Las olas llegaban como sementales árabes convirtiéndose, poco a poco en caballitos de mar. Cogió la hoja y la apretó contra su garganta suave (la cuchara). Y profundizó (en las venas) zambulléndose en el mar, el mar de posibilidades comenzó a endurecerse, zambulléndose en el mar, el mar de posibilidades empezó a endurecerse en mi mano. Y sentí las flechas del deseo. Le puse la mano en el cráneo, oh, tuvimos un amor malo. Pero no más, no más, logré sacarlo de mi mente (viene Rimbaud, viene Rimbaud, viene Rimbaud) Ven Johnny y haz el watusi, el watusi, el watusi…

Brillantes serpientes blancas enroscadas en espiral y resplandecientes en el círculo. Nuestras vidas están entrelazadas, caeremos sí estamos juntos, tus nervios, tu melena brillante como una crin del caballo de color negro. Y los dedos entrelazados a través del aire, podía sentir el pelo, pasando entre mis dedos (lo siento, lo siento, lo siento). Los cabellos eran como cables a través de mi cuerpo. Y así es como yo, así es como yo morí (en esa Torre de Babel que sabían lo que buscaban, sabían lo que buscaban).

Toda la corriente subió. Intenté detenerla, pero era demasiado caliente, increíblemente suave, como jugar en el mar, en el mar de la posibilidad, de la posibilidad. Era una hoja, una hoja brillante, tengo la llave para el mar de las posibilidades. No hay tierra, sino la tierra. Miré las manos, y hay un flujo rojo deslizándose a través de las arenas como dedos, como arterias, como dedos (¿cuántos dedos caben en los ojos de un caballo?).
Se quedó, presionándolo contra su garganta (tus ojos). Abrió la garganta (y los ojos) sus cuerdas vocales comenzaron a disparar (como un caballo) locas glándulas pituitarias. El grito que pegó (y mi corazón) fue tan alto (mi corazón) tan agudo que nadie lo escuchó, nadie escuchó el grito, nadie escuchó (a Johnny) la mariposa aleteando en la garganta (en sus dedos). Nadie le escuchó, estaba tumbado en la cama, que era como un mar de gelatina. Y así se apoderó de la primera (sus cuerdas vocales se dispararon) posibilidad (como locas glándulas pituitarias).
Era un tubo negro, sentí que se desintegraba (pero aún no está ocurriendo nada en absoluto), sentí que llegaba dentro del tubo negro. Entonces me asomé a la pendiente y vi aquella jovencita (Fender) encogida en el parquímetro, apoyada en el parquímetro.

En las hojas había un hombre bailando la sencilla melodía del rock & roll.



¡Qué temazo, Dios! ¡Es que esto sabe a auténtica vieja-vomit-generation! ¡¡Sin pose!!

2 comentarios:

  1. Es puro Burroughs,¿no? Pero a mí me quedan mejor los vaqueros, aunque no haga poesía

    ResponderEliminar
  2. Estamos de acuerdo. Tiene el sabor del almuerzo desnudo de Burroughs. Podías haberte ahorrado el ¿no?, o haberlo ubicado al final de lo de los vaqueros, por aquello de la modestia aparte. Pero sí, la providencia no fue muy generosa con la pobre Patti.

    ResponderEliminar