Antes de morir he blogueado dos veces; falta ver si internet me depara un tercer acontecimiento, tan vasto y tan inconcebible como lo ocurrido dos veces. Las estadísticas de visitas es todo lo que sabemos del cielo y todo lo que necesitamos del infierno.
Como Emily nunca salía de casa, las visitas que recibía en su blog eran toda su ilusión y su desengaño.
Pensaba que con esas estadísticas tan bestiales su blog sería pornográfico. Leo que no, ni siquiera invitaba a sus visitas a te con pastas.
ResponderEliminarPobre Emily, borracha de aire. La primera hikikomori.
No soy ningún anónimo, soy el viejo corriente de siempre, pero no se admite mi perfil, tal vez por triste, por viejo y por corriente.