“Son pocos los que saben disfrutar de su vejez, cuando puede ser tan satisafactoria. Está comprobado que el mundo aspira a volver siempre a las cosas sencillas, elementales. Por sano instinto, uno se resiste a que lo excepcional, lo extraño, se haga dominante. La inquieta codicia hacia el otro sexo se ha extinguido, y ya sólo se aspira al consuelo de la naturaleza y a las cosas concretas y hermosas que están al alcance de todo el que las anhela. Por fin ha desaparecido la vanidad, y uno se solaza en la gran calma de la vejez igual que bajo un suave sol.”
Robert Walser a su amigo Carl Seelig, citado por Vila-Matas en Doctor Pasavento
“¿Y si no había nada que comprender y eso era todo, o casi todo, y así estaba bien? A pesar de eso, podría ser que nuestras incomprensibles vidas, historias todas de crueles destrucciones, trajeran con ellas mismas una compensación a tanto desastre y desesperación: el pensamiento final de que el conjunto entero no era nada, sólo un gesto facial mínimo, una sonrisa.”
Enrique Vila-Matas, Doctor Pasavento
Ponderemos la vejez, es cierto que también puede ser un periodo muy gratificante.
ResponderEliminarDesmitifiquemos los sanatorios mentales. Nadie en su sano juicio querría hospedarse en uno.
Parece que estoy imitando a Mark Twain.
Un sanatorio mental es un sitio encantador y cómodo. Que se lo digan si no a Walser, que estuvo unos 23 años de su vida en uno, haciéndose alegremente el loco. Eso le permitía pasear bajo los abetos nevados de Herisau con su amigo Seelig y hacer auténtica poesía de su vida. Es un "tour de force" del hecho literario: la creación en sí misma, lejos de los tiranos espectadores-lectores, el arte perfecto de la desaparición. Por eso se hizo pasar por loco. En su obra y en su vida hay más cordura que en la supuesta realidad. lean si no los periódicos.
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