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jueves, 17 de febrero de 2011

SANATORIO DE HERISAU, I






“Son pocos los que saben disfrutar de su vejez, cuando puede ser tan satisafactoria. Está comprobado que el mundo aspira a volver siempre a las cosas sencillas, elementales. Por sano instinto, uno se resiste a que lo excepcional, lo extraño, se haga dominante. La inquieta codicia hacia el otro sexo se ha extinguido, y ya sólo se aspira al consuelo de la naturaleza y a las cosas concretas y hermosas que están al alcance de todo el que las anhela. Por fin ha desaparecido la vanidad, y uno se solaza en la gran calma de la vejez igual que bajo un suave sol.”

Robert Walser a su amigo Carl Seelig, citado por Vila-Matas en Doctor Pasavento



“¿Y si no había nada que comprender y eso era todo, o casi todo, y así estaba bien? A pesar de eso, podría ser que nuestras incomprensibles vidas, historias todas de crueles destrucciones, trajeran con ellas mismas una compensación a tanto desastre y desesperación: el pensamiento final de que el conjunto entero no era nada, sólo un gesto facial mínimo, una sonrisa.”

Enrique Vila-Matas, Doctor Pasavento


2 comentarios:

  1. Ponderemos la vejez, es cierto que también puede ser un periodo muy gratificante.

    Desmitifiquemos los sanatorios mentales. Nadie en su sano juicio querría hospedarse en uno.

    Parece que estoy imitando a Mark Twain.

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  2. Un sanatorio mental es un sitio encantador y cómodo. Que se lo digan si no a Walser, que estuvo unos 23 años de su vida en uno, haciéndose alegremente el loco. Eso le permitía pasear bajo los abetos nevados de Herisau con su amigo Seelig y hacer auténtica poesía de su vida. Es un "tour de force" del hecho literario: la creación en sí misma, lejos de los tiranos espectadores-lectores, el arte perfecto de la desaparición. Por eso se hizo pasar por loco. En su obra y en su vida hay más cordura que en la supuesta realidad. lean si no los periódicos.

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