simon_pedestal

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domingo, 24 de julio de 2011

Niños pedantes celuloidos (XI) : Michele.




De todos los niños pedantes que he subido a esta serie, Michele, el niño servicial de Non si sevizia un paperino, es el que más se parece a mí. Mi madre os diría que yo soy mucho más guapo, claro, pero ya sabemos el sentido de la objetividad que poseen las madres con respecto a la belleza de sus paperinos, patitos, pollitos, polluelos o crianzas.

Michele es el niño erótico-pedante. Italia era cantera inagotable de estos niños celuloidos que hoy día, tristemente, han desaparecido, víctimas de la edulcoración global.

¡Pero qué escena! ¡Habeis visto los gestos del niño! ¡Es que no actuaba, ocurre que se estaba poniendo así de nervioso realmente! (eso es porque todos los niños pedantes sufrimos hipertensión desde pequeños ante mujeres desnudas, semidesnudas, e incluso vestidas) ¡Y que se censuren cosas así! ¡Y otra vez, Bárbara Bouchet haciendo de las suyas en el Estili(s)ta! ¡No tiene peligro esta mujer! ¡Es mala-mala-mala, tres veces mala, diría Sinué el egipcio! ¡Hay que ver las cosas que le dice al chiquillo! ¡Y lo que aprende uno italiano viendo estos vídeos! ¡Es diabólica cuando se levanta y se acerca a él! ¡Y cómo acaba la escena...! Ese perfecto final, cuando la voz castrante de la madre de Michele rompe el hechizo maligno que Patrizia ejerce sobre nuestro niño pedante. Y todos sentimos, entonces, el mismo coraje que siente Michele por culpa de su ******** (adjetivo calificativo de uso coloquial, horizontal de ocho letras, autocensurado, léanse los asteríscos como un sonoro "pííííííí") madre.

Este peliculón, violentísimo thriller rural, de Lucio Fulci que en España (pais donde se han practicado auténticos juegos malabares en la traducción de títulos extranjeros) se tituló Angustia de silencio. Para Angustia de silencio , la que se sufría en España desde hacía ya un montón de años... por lo que Angustia de silencio no deja de ser un título válido para un documental de rigurosa investigación sobre la censura practicada en la época franquista, pero no mola para nuestra Non si sevizia... . En fin, con lo bonita que era la traducción literal de No se tortura un patito, van y cambian tanto el título, que luego no lo reconoce ni la productora que lo parió.

Parece que en esta copia italiana también nos han querido birlar el desnudo integral de Bárbara. Señor Censor = Señor Ladrón que piensa que robándonos un trocito de ficción controlará la realidad, cosa que hace por el bien de nuestra moralidad = Señor que desconoce la célebre (pero cuál no lo es) máxima de Mark Twain que asegura que la verdad es más rara que la ficción, mas eso se debe a que la ficción tiene que ceñirse a las posibilidades; la realidad, no.

-Señor Censor, tómese sus dos tazas de Bouchet.







Muchas veces he fantaseado con ser un niño pedante italiano de los 70. Italia era el paraíso de los niños erótico-pedantes. A mí me tocó en suerte esa España que despertaba, y que despertaba también al consumo. Siempre acompañé gustoso a mi madre al kiosco a comprar el Burda, a aquellos almacenes de ropa interior femenina con sus probadores entreabiertos, a las peluquerías de señoras, a las reuniones de cosméticos Avon, y a las reuniones de polietilenos de sello hermético Tupperware... porque desde chico, como a Michele, no me gustaba perderme una.

2 comentarios:

  1. Un escenón Niño. Michele abandonó la infancia por la puerta grande. Al censor se le escaparon esos ojos, más pecaminosos que el propio desnudo.

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  2. http://youtu.be/IpFG2hvbDuA

    A partir del 9:30 Sin censura, la escena es aún más perversa, Patrizia hasta se vierte el zumo por lo alto.

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