simon_pedestal

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domingo, 1 de mayo de 2011

Niños pedantes celuloidos (VI) : Boy.



Niño pedante y selvático.

Malcriado por sus padres adoptivos que, como lo encontraron por casualidad entre los restos de un avión estrellado en la jungla siendo aún un bebé, tampoco es que le pusieran luego demasiado cuidado al desarrollo del crío... con la elección del nombre que le pusieron está todo dicho. Aunque quererlo lo querían mucho, pero la mayor parte del tiempo lo abandonaban a su infantil suerte en pleno corazón de las tinieblas. Algo que le daría yuyu (nunca mejor dicho) a cualquier mocoso, pero no es el caso de nuestro pequeño y pedante Boy... que siempre alardeaba de saber más que nadie de fauna africana y saberse de memoria todos los nombres científicos (y los de pila) de sus vecinos de sabana y espesura.
Guapito de cara, rubio y con rizitos, comprendemos que era un tierno y codiciado bocado para las miles de fieras (incluyamos aquí, cómo no, a las temibles tribus antropófagas) que campeaban a sus anchas por la selva. Listo como el hambre, las primeras palabras que pronunció en su humilde cunita de hojas de palma fueron: ¡Ankawa! ¡Ankawa!... O sea que este niño nació predestinado para dar órdenes a todo bicho viviente.

En este hermoso vídeo lo vemos acompañado de su hipertensa tata la mona Chita (que no ganaba para disgustos con las travesuras del niño) y subido a lomos de Buli (un elefantito de la quinta de Dumbo probablemente igual de abandonado a su suerte) que les servía de minibus, organizando una de sus habituales excursiones de aventura y peligro.

¡Y vaya cómo está Zandra, la joven de Palandria que salva a Boy de caer al precipicio! ¡Blanca y africana de pura cepa, sin duda heredera de la estirpe de la mismísima Reina de Saba! ¡Lástima que la industria textil de su pueblo estuviese tan desarrollada por aquel entonces y se nos muestre tan tapadita! ¡Sin embargo, la rica bisutería que la emperifolla se agradece bastante...hummm, cómo me ponen esos brazaletes! ¡Y a todo esto, Jane en la ciudad de Londres! ¡Imaginaros lo que se le ocurrió a Tarzán cuando regresó de la oficina de correos de Randini! ¡Uffff... lo que me entra sólo de pensarlo! ¡Ahora me explico el título de la peli: El triunfo de Tarzán!

1 comentario:

  1. Al extraño director de cine Whilhem Thiele lo que no podremos negarle jamás, es el conocimiento de la ansiada fórmula para enganchar al público a la butaca desde el minuto uno. Porque creo que todos los espectadores de esta peli sopesamos la misma posibilidad.

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