simon_pedestal

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domingo, 27 de marzo de 2011

Que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo (VI): George Best.



Observó Stevenson que hay una virtud sin la cual las otras son inútiles; esa virtud es el encanto. Los largos años de fútbol nos han deparado jugadores harto más completos y habilidosos que Best; ninguno más encantador. Lo fue en su fútbol y en el diálogo casual, lo fue en la amistad, lo fue en los años de la dicha y en los años adversos. Lo sigue siendo en cada imagen que vemos de sus jugadas o en cada una de sus ocurrencias que aún perduran. (J.L.Borges)

Nació en Irlanda, como Oscar Wilde, pero lo hizo en la protestante Belfast. Era muy atractivo y coincidió con el movimiento pop británico, que determinó su carrera como estrella futbolística mediática.
El personaje de Lord Henry de El Retrato de Dorian Gray pareció reencarnarse en él, y cada vez que abría la boca decía algo ocurrente y malvado. Los epigramas de Wilde o los proverbios del Cielo y del Infierno de William Blake regresaron con este joven. Como el gran poeta galés Dylan Thomas, Best fue alcohólico hasta la muerte. En su hígado se estaba pincelando su autoretrato de exceso.

Vivió como quiso, pero en el momento de su muerte es como si el fantasma del padre Connolly en Ángeles con caras sucias le hubiese hecho la última visita a su viejo amigo Rocky Sullivan en el corredor de la muerte, camino hacia la silla eléctrica, convenciéndolo para que actuara como un cobarde, por el bien de los muchachos: "Don't die like me".

Dejó increibles jugadas y cientos de anécdotas y frases ocurrentes:

-Nunca salía por la mañana con la intención de emborracharme, sólo sucedía.
-Tenía una casa en la costa, pero para llegar a ella había que pasar por un bar. Nunca llegué a ver el mar.
-En 1969 dejé las mujeres y el alcohol. Fueron los peores veinte minutos de mi vida.
-He dejado de beber, pero sólo cuando duermo.
-Cada vez que entro en un sitio, hay 70 personas que quieren invitarme a beber, y yo no sé decir que no.
-Me gasté la mayor parte de mi fortuna en mujeres, alcohol y coches deportivos. El resto lo desperdicié.
-Mucha gente va diciendo por ahí que me he acostado con siete Miss Mundo, pero sólo han sido tres.

-Si hubiese sido negro y feo, nunca habríais oido hablar de Pelé.


Un día en una reunión de jugadores de la liga inglesa, un defensa famoso de otro equipo se le acercó y lo miró fijamente... "George, déjame mirarte, quiero saber cómo eres, hasta ahora lo único que conocía de tí es tu culo y yo corriendo tras el."


En otra ocasión, un entrenador le pidió a su equipo que defendiera el resultado de una eliminatoria de ida que les fue favorable. En el partido de vuelta les ordenó a los delanteros que no arriesgaran, que no subieran del centro del campo y que se limitaran a defender el resultado ya obtenido. A los 15 minutos George Best había marcado dos goles en jugadas personales. Al terminar la primera parte, el entrenador lo esperó en la boca del vestuario: "...Oiga, espere, es evidente que usted no ha hecho nada de lo que yo le había pedido. Le felicito por ello."

Una vez lo quisieron comparar con Paul Gascoigne, un jugador de los 90 que se le parecía en genialidad futbolística y extravagancia: "Ése, ése no me llega ni a los cordones de la botella".

3 comentarios:

  1. A medida que iba leyendo el primer párrafo de esta entrada, creí que estaba descubriendo un nuevo genio. Afortunadamente se trata de Borges.
    En efecto, a Best se le nota un punto ácido en el quiebro, una nota agria, malvada, de goleador.

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  2. Jajajaja... el inicio era bueno eh, Arrecogiendo.
    Estamos de acuerdo, Best era un "Homo ludens" jugó hasta el extremo en todo. Por eso tomé la afortunada crítica de Borges sobre Oscar Wilde. Best jugó trágicamente hasta con su destino porque quiso conocer como Wilde el "otro lado del jardín". Si ves el vídeo de sus jugadas, muchas son de fácil definición, pero las complica el mismo o las hace tan enrevesadas que no acaban en nada porque elige inesperados caminos. Era malvado con los defensas, se reía de ellos y los humillaba, y a veces se perdía en jugadas sin sentido, pero que los dejaba irritados y exhaustos.

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  3. "He escuchado muchas chorradas sobre defensas duros y jugadores destructivos. Yo les llamo simplemente hijos de puta."

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